El mar trepa la costa, se afianza entre las peñas, araña deslumbrante; la herida cárdena del monte resplandece; un puñado de cabras es un rebaño de piedras; el sol pone su huevo de oro y se derrama sobre el mar.
Desde lo alto de su morenía una isleña me mira, esbelta catedral vestida de luz. Torres de sal contra los pinos verdes de la orilla surgen las velas blancas de las barcas. La luz crea templos en el mar.----Octavio Paz---
jueves, junio 28, 2007
La halagó, la beso, le dijo palabras dulces al oído, la penetró con su pene minúsculo y flácido. Luego se acordó que son primos.