viernes, junio 09, 2006

Rutina

No me gustan los hombres con manos pequeñas y dedos cortos. Los prefiero largos aunque sean delgados. Tengo la idea de que una mano grande siempre abarca más.

En el microbús intento sentarme cerca del chofer para observar cómo toma el volante y de paso, echarle una mirada a los que suben y pagan su pasaje. Una vez que identifico a los de manos grandes no puedo quitarles la vista de encima y me regocijo con su forma de detenerse de los tubos o de rozar un asiento; ya de paso reviso su estatura, color de cabello y vestimenta. Si alguno de ellos baja del camión, mis ojos lo siguen hasta que se pierde en alguna calle o entre la muchedumbre.

Cuando salgo a comprar me fijo en los que me dan el cambio y evito ver a la cara a esos con manos chiquitas. Ha habido ocasiones, en que sintiéndome más osada, le hago plática al de las verduras o a algún carnicero que ya tenga identificado como manigrande y he recurrido a los baños o a los callejones de detrás del tianguis para poder comprobar la extensión de sus dedos entre mis carnes.

También, ya pasado el mediodía, he seguido a aquellos pasajeros poseedores de dedos largos por calles no muy concurridas y he satisfecho mi curiosidad de sentir hasta dónde abarcan. Los dedos ávidos y poco experimentados de los más jóvenes me recuerdan patas de araña que quisieran rozarme las amígdalas, por eso tengo preferencia por los de más de veinte y por los cincuentones que son más diestros para tocar.

Así es mi rutina. Los lugares recurrentes son el mercado y el transporte público. Después regreso a la casa para hacer la comida. Yo casi nunca paso por los niños a la escuela, sólo cuando el director, que sí tiene manos grandes, llega a requerirme por algún reporte de mala conducta. Es Héctor, mi marido, el que pasa por ellos todos los días, llegan y comemos juntos aunque siempre evito verlo a los ojos. Sus manos me chocan.

9 comentarios:

AOV dijo...

Buen relato A...; me parece bien elaborado, con muestras cómicas de algo que a muchas chicas les parece atractivo en un hombre; es precisamente allí donde en ocasiones los romances inician, donde la pasión puede llegar a cremar verdaderos aposentos completos.
Una muestra erótica y precisa de eso, ser mujer.
Saludos

Dark Fairy*~ Iraís dijo...

COncuerdo con usted mi estimada A... me fascinan las manos largas, delgadas o gruesas, no importa, me gusta lo que estas me provocan y los lugares que pueden llegar a alcanzar... un beso

Z. dijo...
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Z. dijo...

Armando, un gusto que siga frecuentando estos lares, qué bueno que le gustó el vistazo a esta muestra de lo que es ser mujer.
Fairy, ¡Qué cosas dice usted! Tiene razón. Gracias por la visita.

Luis David dijo...

Buen relato. Ya nos tienes a todos midiéndonos las manos.

saludos

Jorge Gajardo Rojas dijo...

En generaL los hombres tenemos manos grandes y las mujeres pequeñas.Si no es ficcion extraña tu fijacion por las manos.Tiene alguna connotacion erótica?Dicen que los artistas tienen masnos finas y largas...tambien los ladrones.
Un apreton de manos desde Chile

Z. dijo...

Hola Jorge, exactamente, las manos pueden tener una connotación erótica, pueden ser un fetiche... Gracias por el apretón de manos.

Z. dijo...
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Not Mellow dijo...

Aaaagh, ¡hay alguien que me gusta mucho, pero tiene manos pequeñas! ¡Sufro! Jijijiji, qué padre escribes.